80 años de la Operación Valkiria

by Redacción

A las 12.42 horas estalla una bomba en el cuartel «Wolfschanze», también conocido como Guarida del Lobo, en Prusia Oriental (actualmente Polonia). El objetivo: matar a Adolf Hitler. Había sido colocada por el oficial de la Wehrmacht Claus Schenk Graf von Stauffenberg. Él no solo colocó la bomba, sino también fue el principal organizador de un intento de golpe de Estado a gran escala por parte de los círculos conservadores, incluidos altos mandos militares, diplomáticos y funcionarios.

Nacionalsocialista convencido al comienzo, en ese momento Stauffenberg ya no ve otra opción que asesinar al dictador.

El coronel abandonó el cuartel poco antes de que explotara la bomba el 20 de julio de 1944 rumbo a Berlín en un avión militar. Estaba convencido que el «Führer» había muerto. 

Es en ese instante cuando comienza la «Operación Valquiria», originalmente un plan de la Wehrmacht para reprimir un posible levantamiento, con los conspiradores repartidos por puestos clave del aparato estatal nacionalsocialista.

El golpe fracasa

Hitler sobrevive, con heridas leves. El pesado tablero de roble y las ventanas del barracón, abiertas de par en par debido al calor del verano, desviaron la presión de la explosión. Mientras, en Berlín, los planes no salen como se esperaba. Algunos de los implicados permanecen pasivos o incluso cambian de bando ante la enorme presión de ser descubiertos.

Por la noche, el intento de golpe ha fracasado. Stauffenberg y varios conspiradores son arrestados y fusilados bajo la ley marcial esa misma noche. En total murieron unas 200 personas.

No obstante, la resistencia contra Hitler adquirió un fuerte simbolismo el 20 de julio de 1944. Henning von Tresckow, el cómplice de Stauffenberg, llegó a la conclusión de que lo importante ya no era el éxito, «sino el hecho de que el movimiento de resistencia alemán se hubiera atrevido a dar el paso decisivo ante el mundo y la historia, arriesgando su propia vida».

«El Holocausto no les interesaba»

La conmemoración del atentado fallido tiene su propia historia. Mucho después del final de la guerra, los involucrados seguían siendo considerados traidores. A la mujer de Stauffenberg se le negó inicialmente la pensión de viuda de un oficial. Pero, más tarde, los conspiradores recibieron el estatus de héroes. Ahora hay calles, escuelas y cuarteles que llevan sus nombres.

Pero siempre ha hay voces críticas. Entre los miembros de la resistencia militar hubo un largo proceso de reflexión, explica el historiador alemán Wolfgang Benz. «El Holocausto no les interesaba en absoluto. Como la derrota militar se avecinaba, llevaron a cabo un golpe de Estado en un intento de ‘salvar lo que se pudiera salvar’ para Alemania«, indica Benz.

Más allá del 20 de julio

Stauffenberg no era un demócrata, tenía en mente una forma autoritaria de gobierno para Alemania si el asesinato hubiera tenido éxito, dice el historiador Johannes Hürter. Wolfgang Benz es algo menos duro: «En cualquier caso, Alemania se habría convertido en un Estado de derecho. Pero una democracia tal como la conocemos hoy, no era la visión de los conspiradores del 20 de julio».

Hoy en día, muchos alemanes piensan ante todo en el 20 de julio de 1944 cuando se trata de la resistencia contra el nacionalsocialismo. Pero hubo muchos otros héroes que se rebelaron contra el terror del régimen nazi y sin duda también personas que resistieron en silencio y cuyas hazañas han caído hoy en el olvido.

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