La temporada de huracanes del Atlántico de 2024 ha dejado un saldo de 11 ciclones, cifra que supera el promedio habitual de siete. Las tormentas no solo impactaron directamente en la costa estadounidense del Golfo de México, sino que también llevaron muerte y destrucción a cientos de kilómetros más allá de los puntos donde tocaron tierra.
Los meteorólogos calificaron la temporada de 2024 como “increíblemente ocupada”, atribuida en parte al calentamiento anómalo de las aguas oceánicas.
De los 11 huracanes, ocho lograron tocar tierra, afectando a países y territorios como Estados Unidos, Bermudas, Cuba, la República Dominicana y Granada.
El huracán Beryl marcó un hito al convertirse en el primer huracán de categoría 4registrado en formarse durante el mes de junio, afectando gravemente a la isla de Carriacou en Granada. Posteriormente, en Jamaica, la tormenta causó destrucción de cultivos y viviendas, además de dos muertos.
Según Brian McNoldy, investigador de huracanes en la Universidad de Miami, este fenómeno fue “bastante inusual”, dado que la última vez que Jamaica fue golpeada por un huracán de categoría 4 fue en 2007, con el paso de Dean.
Tras su paso por la región, Beryl continuó intensificándose y el 1 de julio alcanzó el estatus de huracán de categoría 5, lo que lo convirtió en el más temprano registrado en el Atlántico. De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (NHC), los huracanes de categoría 3 o superior suelen aparecer en el Atlántico a partir del 1 de septiembre, lo que resalta aún más la anomalía de este evento.
Barcos dañados por el huracán Beryl en Bridgetown Fisheries, Barbados, el 2 de julio de 2024. (AP Foto/Ricardo Mazalan, Archivo)
En septiembre, el huracán Helene causó daños catastróficos en el sureste de Estados Unidos, convirtiéndose en la tormenta más mortal que ha golpeado el territorio continental estadounidense desde Katrina en 2005.
Con más de 200 muertos a su paso, el huracán Helene dejó una estela de devastación, especialmente en Carolina del Norte, donde los daños directos e indirectos causados por la tormenta se estimaron en 48.800 millones de dólares. Las casas, sistemas de agua potable, granjas y bosques fueron destruidos, afectando profundamente la infraestructura y el entorno natural.
Los estados de Florida, Georgia, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia también sufrieron daños extensos debido a la intensidad del huracán.
Una mujer carga a un niño mientras vadea una calle inundada por el paso del huracán Helene (AP Foto/Ramón Espinosa, Archivo)
Durante el mes de octubre, el huracán Milton experimentó una rápida intensificación, alcanzando una velocidad de vientos de 280 km/h (180 mph), lo que lo convirtió en uno de los huracanes más poderosos registrados en el Golfo de México en cuanto a la velocidad de sus vientos. Solo el huracán Rita, ocurrido en 2005, tuvo vientos más fuertes en la misma región.
Las regiones golpeadas por los huracanes Helene y Milton registraron precipitaciones de hasta tres veces la cantidad habitual para los meses de septiembre y octubre. En ciudades como Asheville, Tampa y Orlando, el período de dos meses resultó ser el más lluvioso registrado en la historia reciente.
En noviembre, el huracán Rafael alcanzó vientos de hasta 193 km/h (120 mph), convirtiéndose en uno de los huracanes más poderosos registrados en el mes de noviembre en el Golfo de México, igualando la intensidad del huracán Kate de 1985. Rafael impactó Cuba, azotando la isla mientras aún se encontraba en proceso de recuperación por los apagones masivos provocados por el paso del huracán Oscar en octubre.
El impacto del calentamiento global
El calentamiento global impulsado por gases como el dióxido de carbono y el metano, emitidos por actividades como el transporte y la industria, está provocando un calentamiento acelerado de los océanos.
Según Brian McNoldy, los océanos excepcionalmente cálidos facilitan la formación y el fortalecimiento de los huracanes en zonas y momentos que, históricamente, no habríamos anticipado.
“En otras palabras, nunca tuvimos una tormenta tan fuerte como Beryl tan temprano en la temporada en ningún lugar del Atlántico y nunca tuvimos una tormenta tan fuerte como Milton tan tarde en la temporada en el Golfo de México”, advirtió.
Aunque McNoldy no vincula directamente el cambio climático con eventos meteorológicos específicos, reconoce que este fenómeno “pone su dedo en la balanza”, haciendo que tormentas extremas como estas sean más probables.
Con información de AP