El Real Madrid no vivió el debut soñado este temporada en el Bernabéu. Sí, ganó al Valladolid, pero no disipó las dudas que dejó en el duelo en Mallorca. Especialmente mala fue la primera mitad del equipo blanco que reaccionó en la segunda para marcar los goles. Aunque no pudo respirar tranquilo hasta el gol de Brahim en el minuto 88 para ganar a un Valladolid que por momentos le metió el miedo en el cuerpo al Bernabéu.
Ancelotti sorprendió a todos dándole la titularidad a Arda Güler y no a Modric para suplir al lesionado Bellingham. Un movimiento del italiano que vino acompañado con un cambio de dibujo, con doble pivote y Arda por delante de Rodrygo, Mbappé y Vinicius. Un equipo ofensivo para intentar superar a un Valladolid que salió con un equipo de marcado carácter defensivo.
Los planes de uno y otro estaban claros y en ese duelo táctico, salió ganando Pezzolano que, eso sí, encontró en el Real Madrid un gran aliado. La primera parte blanca fue para olvidar. El Bernabéu estaba lleno esperando ver un espectáculo de los suyos y lo que se encontró fue un Real Madrid sin fluidez, muy lento, previsible e incapaz de superar la poblada defensa del Valladolid.
Mbappé y Arda Güler no pararon de moverse, de desmarcarse, pero nadie los veía. El juego del Real Madrid se perdía en pases cortos en la frontal de área visitante. Las bandas, con Rodrygo y Vinicius, no existían y los laterales tampoco aparecían. En resumen, un desastre que le fue de perlas a un Valladolid que, con todo el equipo defendiendo en su campo, lo fiaba todo a una contra para intentar dar la sorpresa.
Con este panorama, se llegó al descanso sin goles y con sólo una ocasión más o menos clara de Mbappé al inicio del partido. De hecho, ese fue el único disparo entre los tres palos del equipo blanco en los primeros 45 minutos. Una muestra clara de cómo fue de mala, de pobre, la primera parte del equipo blanco que fue despedido con algunos pitos cuando se marchó al vestuario.
En ese tiempo de descanso, Ancelotti le puso las pilas a sus jugadores porque el Real Madrid que saltó al césped en la segunda mitad no fue el de la primera. Apretaba más al Valladolid, había mucha más movilidad en ataque, más velocidad a la hora de mover el balón…En resumen, todo lo que no hizo en el primer acto.
Fruto de ese cambio llegó el 1-0. Fue en el minuto 50 y su autor, Valverde. El uruguayo lanzó una falta, el balón dio ligeramente en Juric, que estaba en la barrera, y se fue alejando de Hein que no pudo hacer nada para evitar el gol del Real Madrid. Los blancos respiraban con ese gol, pero más lo hicieron con una parada salvadora de Courtois a Meseguer.
Un susto en toda regla para el Real Madrid que ni mucho menos tenía la victoria asegurada ante un Valladolid que no se acobardó con el gol del equipo blanco y se fue a por el empate que no veían imposible. El Real Madrid tuvo ocasiones para marcar, pero sus jugadores no acertaron a batir a Hein y viendo el panorama, Ancelotti metió a Brahim y Modric por Arda y Rodrygo, respectivamente, para intentar buscar la sentencia. El Valladolid, por su parte, seguía apretando para desesperación de la afición del Bernabéu.
Los minutos iban pasando para un Real Madrid que no sólo era incapaz de cerrar el encuentro, a pesar de que sumaba ocasiones, si no que veía como el Valladolid rondaba el gol. Ancelotti quitó a Vinicius para meter a Ceballos y así intentar tener más el balón. Además, el italiano quitó a Mbappé para entrara Endrick, en un cambio de debutante por debutante en el Bernabéu. Los temores blancos acabaron con el gol de Brahim en el minuto 88. El malagueño recibió un pase largo de Militao para plantarse ante Hein y poner el 2-0 en el marcador. La puntilla la puso Endrick que marcó el 3-0 en el minuto 96. Así acabó un partido en el que el marcador no reflejó lo que se vio en el campo.