La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) confirmó el jueves el cambio de alerta amarilla a naranja ante la amenaza de las lluvias.
La entidad registró hasta la fecha 861 incidentes que provocaron 13 muertos, cinco heridos, 332 carreteras afectadas, cuatro puentes destruidos y 24 dañados.
Al menos 303 viviendas incluyó con impacto severo, cinco mil 454 moderado, 598 leve y 370 en riesgo, mientras unas 15 mil 671 personas fueron evacuadas de sus hogares, seis mil 355 damnificadas y ocho mil 728 están en riesgo.
La medida se genera al tiempo que el presidente Bernardo Arévalo discute con jefes de las distintas bancadas del Congreso su interés en decretar un estado de Calamidad.
El estado de Calamidad buscaría agilizar la gestión de fondos para atender las posibles emergencias que se produzcan en el territorio nacional.
A inicios de abril pasado, durante la emergencia por los incendios forestales, el mandatario tomó la decisión de decretar estado de Calamidad y al siguiente día el Legislativo frenó la entrada en vigor de la medida, debido a la poca transparencia con la que el Ejecutivo pretendia manejar los fondos.
La subsecretaria de Gestión de Reducción del Riesgo de la Conred, María Leal, declaró a Emisoras Unidas que “hace años se hablaba de variabilidad climática y ahora de cambio climático”.
La primera es normal en la naturaleza, pero se ve acentuada ahora, por lo cual la lluvia que debió caer en un mes lo hace en un día o un fin de semana, describió.
Esto acarrea –agregó- a que los suelos, que ya están demasiado vulnerables o frágiles, se saturen y empiezan los problemas.
Descartó que exista en el país un buen sistema de drenajes, lo que trae como resultado deslizamientos y hundimientos.
Mostró su preocupación justo por la condiciones de los suelos y, por otra parte, que las poblaciones crecieron mucho y desordenadamente, subrayó Leal.
Autoridades advirtieron a inicios de mes que Guatemala estaba a punto de enfrentar una temporada de precipitaciones inusualmente intensas, con registros que podrían superar el promedio de entre 25 y un 50 por ciento.
“Por eso nuestros esfuerzos están enfocados en prevenir los efectos y atender las emergencias que provoquen las condiciones climáticas”, remarcó Arévalo.