Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el sábado la eliminación de Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista Hezbollah, en un ataque llevado a cabo el viernes en Beirut. “Hassan Nasrallah está muerto”, adelantó en Telegram el portavoz castrense para la prensa internacional, Nadav Shoshani. Horas más tarde, la organización extremista libanesa confirmó la información.
Nasrallah, quien también fue uno de los fundadores de la organización, fue abatido junto con Ali Karki, comandante del Frente Sur de Hezbollah, y otros altos mandos de la organización. Este golpe se realizó tras un operativo minucioso basado en información de inteligencia proporcionada por las FDI y las agencias de seguridad israelíes.
El ataque fue ejecutado por aviones de combate de la Fuerza Aérea de Israel (IAF), que lanzaron un bombardeo preciso sobre el Cuartel General Central de Hezbollah.
Esta instalación se encontraba oculta bajo un edificio residencial en el área de Dahye, en Beirut, y al momento del ataque, el líder de Hezbollah se encontraba en el lugar planificando nuevas actividades terroristas dirigidas contra los ciudadanos de Israel.
El Ejército israelí subrayó que la eliminación de Nasrallah es un mensaje claro a cualquier grupo o individuo que busque promover el terrorismo contra Israel.
“El Ejército de Defensa de Israel continuará actuando contra cualquier persona que promueva y participe en actividades terroristas contra el Estado de Israel y su gente”, indica el comunicado.
Un portavoz de Hezbollah informó a la agencia de noticias AFP que el contacto con Nasrallah se había perdido desde el viernes por la noche, lo que alimentó los rumores sobre su muerte.
Cabe recordar que Nasrallah ya había sido dado por muerto durante la guerra de 2006 entre Israel y el grupo terrorista, pero reapareció tiempo después. Esta vez, sin embargo, el alto mando militar israelí ha confirmado oficialmente su eliminación.
La organización armada comenzó a disparar contra Israel un día después del ataque de Hamas en el sur del territorio israelí el 7 de octubre, lo que desató la guerra en Gaza.
Desde entonces, Hezbollah ha intensificado sus ataques, provocando una escalada en el conflicto que ha forzado a Israel a redirigir su enfoque militar de Gaza a Líbano.
Nacido en agosto de 1960 en un barrio del este de Beirut, Hassan Nasrallah era el mayor de nueve hermanos. Su infancia estuvo marcada por la guerra civil libanesa, que comenzó cuando tenía cinco años. Este conflicto devastador, que duró 15 años, llevó a su familia a regresar a su pueblo natal, Bazourieh, en el sur del país, una región mayoritariamente chiita.
Durante su educación primaria y secundaria, Nasrallah vivió en el sur de Líbano, donde se aferró a su identidad chiita y a sus raíces étnicas. A los 15 años se unió al Movimiento Amal, una organización político-militar chiita fundada por el clérigo iraní Musa al Sadr. A los 16 años, emigró a Nayaf, Irak, donde conoció a Abbas Mousavi, quien se convirtió en su mentor.
La Revolución iraní de 1979, liderada por Ruhollah Khomeini, tuvo un profundo impacto en los chiitas libaneses. En 1981, Nasrallah fue nombrado representante de Khomeini en El Líbano, lo que fortaleció sus lazos con Irán. En 1982, tras la invasión israelí del Líbano, los comandantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán decidieron crear Hezbollah, que se anunció oficialmente en 1985.
Nasrallah, quien se unió a Hezbollah a sus 22 años, se trasladó a Qom, Irán, para continuar sus estudios religiosos aunque siguió estrechando sus vínculos con el régimen persa. A su regreso al Líbano, se convirtió en el segundo al mando del grupo aunque en 1992, tras el asesinato de Abbas Mousavi por agentes israelíes, Nasrallah asumió la dirección de Hezbollah, con tan solo 32 años.
Bajo su liderazgo, Hezbollah se convirtió en un actor político significativo en El Líbano, ganando ocho escaños en el Parlamento en las elecciones de 1992. La retirada de Israel del sur del Líbano en 2000 fue celebrada como una gran victoria por la formación terrorista, gracias a la que pudo consolidar su legitimidad y mantener sus armas.
A la par, el apoyo financiero de Irán ha permitido a Hezbollah brindar servicios sociales a la comunidad chiita en Líbano, creando una red de escuelas, hospitales y asociaciones benéficas. Inclusive, tal fue su nivel de influencia en el país que en 2008, a pesar de una reducción en los escaños parlamentarios, Nasrallah logró conservar el derecho de veto en el gabinete libanés.
Durante todo su tiempo al frente el grupo, Nasrallah, de 64 años, sorteó diversas crisis, incluyendo la Primavera Árabe, la guerra civil siria y la actual crisis económica en El Líbano, y llegó a ser considerado un líder político-militar único en el país, con un historial de décadas de lucha. De hecho, ninguna de las élites libanesas logró desplazarlo del campo político o disminuir significativamente su poder.
Nasrallah siempre mantuvo una retórica constante de resistencia terrorista contra Israel. En un discurso en 2000, tras la retirada israelí del sur del Líbano, describió al Estado judío como una “débil telaraña”, a pesar de su arsenal nuclear. Esta visión fue la que, en las décadas siguientes, definió su enfoque, fusionando teología chiita y retórica de liberación.