La diferencia entre un ciclón, una tormenta tropical y un huracán

Conforme a la escala Saffir-Simpson, un sistema ciclónico se clasifica en varias etapas según la fuerza del viento sostenido

by Redacción

A inicios de esta semana, el Servicio Meteorológico Nacional de México (SMN) alertó sobre la formación del Potencial Ciclón Número Uno y el 19 de junio se confirmó que el sistema alcanzó la categoría de Tormenta Tropical, la cual recibió el nombre de Alberto.

La duda para muchas personas es si la Tormenta Tropical Alberto puede ser considerada como huracán y la respuesta es no, pues según la escala Saffir-Simpson, no alcanzó la fuerza necesaria para ser considerada en esa categoría.

Según los registros, Alberto presentaba vientos sostenidos de 65 kilómetros por hora, cuando un huracán se considera a partir de los 119km/h.

Un ciclón puede convertirse en Tormenta Tropical y después en Huracán

Un ciclón tropical es un sistema meteorológico caracterizado por una circulación cerrada de aire en sentido contrario a las agujas del reloj (en el hemisferio norte), es decir, el aire corre hacia la izquierda, formando una especie de torbellino sobre el mar.

Esta circulación se forma sobre aguas cálidas del mar y se alimenta de la energía liberada por la condensación del vapor de agua. Por esa razón vemos imágenes satelitales de gigantescas nubes girando sobre grandes áreas del planeta.

Conforme a la escala Saffir-Simpson, este sistema ciclónico se clasifica en varias etapas según la intensidad del viento sostenido:

Depresión tropical: Vientos sostenidos menores de 63 km/h.

Tormenta tropical: Vientos sostenidos entre 63 y 117 km/h. (En esta categoría se clasificó a Alberto).

Huracán (tifón en Asia): Vientos sostenidos de 119 km/h o más, con categorías de 1 a 5 en la escala Saffir-Simpson.

Un huracán es más peligroso debido a la potencia de sus vientos.  REUTERS/Alvin Baez//File PhotoUn huracán es más peligroso debido a la potencia de sus vientos

Naturalmente la categoría de huracán es más peligrosa debido a los daños que pueden causar las fuertes rachas de viento, pues además de derribar infraestructura urbana suelen favorecer marejadas en las zonas costeras.

Ahora bien, cuando una tormenta o huracán toca tierra, lo usual es que sufra una degradación debido a que ya no recibe energía o “combustible”, en ese momento se le clasifica como sistema post-tropical, o remanente.

Aunque su fuerza anterior le da impulso para seguir avanzando tierra adentro, este sistema ya no posee suficientes características tropicales para ser considerado un ciclón tropical.

No obstante, los sistema post-tropicales todavía pueden producir lluvias intensas y vientos fuertes conforme las bandas nubosas se degradan.

Estos procesos pueden provocar inundaciones extensas y aumentar el caudal de ríos y lagos en áreas afectadas.

Uno de los principales beneficios de los ciclones es que ayudan a transportar agua desde los océanos hasta las áreas continentales, favoreciendo las lluvias y la recarga de presas y acuíferos subterráneos.

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