Nueva trayectoria del huracán Beryl disminuye riesgo para Centroamérica

Beryl era un huracán categoría 4 en el mar Caribe el miércoles por la noche, declaró en su más reciente advertencia el Centro Nacional de Huracanes.

Beryl presentaba vientos sostenidos de 209 kilómetros por hora y ha movido su ruta levemente al noreste.

Los vientos sostenidos se consideran “dañinos” cuando alcanzan los 50 nudos o 93 kilómetros por hora, y pueden llegar a romper ramas y arrancar tejas de los techos. Se producen daños más generalizados a medida que los vientos alcanzan y superan la fuerza de huracán, que es de 119 kilómetros por hora.

El huracán Beryl tuvo un cambio en su trayectoria al noroeste, con dirección hacia Yucatán, México, asimismo, el Centro Nacional de Huracanes indicó que el huracán se redujo a una categoría 4, mantiene una velocidad de 32 kilómetros por hora.

Mientras Beryl se aleja de Centroamérica, las autoridades de los países del istmo no descartan que pueda afectar de forma indirecta, a partir de la tarde del jueves 4 y primeras horas del viernes 5 de julio, generando nublados y lluvias acompañadas de tormentas eléctricas.

También, para los días 6 y 7 se prevé la presencia de nublados parciales a totales y lluvias generalizadas en todo el territorio. Además, las bajas temperaturas y condiciones lluviosas persistirán los días 8 y 9 de julio, con lluvias intermitentes.

Beryl es la segunda tormenta con nombre que se forma en el Atlántico en 2024.

A finales de mayo, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU. pronosticó que habrían entre 17 y 25 tormentas con nombre este año, una cantidad que está por encima de lo normal.

¿Cómo se ve la tormenta desde arriba?

Las imágenes satelitales pueden ayudar a determinar la fuerza, el tamaño y la cohesión de una tormenta. Cuanto más fuerte se vuelve una tormenta, más probable es que se forme un ojo en el centro. Cuando el ojo se ve simétrico, suele significar que la tormenta no se ha encontrado con algo que la debilite.

Esta temporada sucede tras un año demasiado activo, con 20 tormentas con nombre, entre ellas una tormenta temprana a la que luego se le dio el nombre oficial de “Sin nombre”. Fue el octavo año consecutivo en superar el promedio de 14 tormentas con nombre. Solo un huracán, Idalia, tocó tierra en Estados Unidos.

Por lo general, el patrón que El Niño tuvo la temporada pasada habría sofocado a los huracanes y reducido el número de tormentas en una temporada. Sin embargo, en 2023, las temperaturas cálidas del océano Atlántico mitigaron el efecto habitual que tiene El Niño sobre las tormentas.

Las cálidas temperaturas oceánicas que intensificaron la temporada de huracanes del año pasado regresaron aún más cálidas al comienzo de esta temporada, lo que aumentó la certeza de los meteorólogos de que habría más tormentas este año. El aumento de las temperaturas de la superficie del mar también podría fortalecer las tormentas más rápidamente de lo habitual.

Para empeorar las cosas, el patrón de El Niño presente el año pasado también está disminuyendo, lo que muy probablemente genere una atmósfera más adecuada para que las tormentas se formen y se intensifiquen las tormentas.

Los huracanes necesitan un ambiente tranquilo para formarse, y en el Atlántico, un El Niño fuerte aumenta la cantidad de cizalladura del viento —un cambio en la velocidad y/o dirección del viento con la altura— lo que interrumpe la capacidad de una tormenta para organizarse. En ausencia de El Niño este año, es más probable que las nubes se eleven a las grandes alturas necesarias para sustentar un ciclón poderoso.

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