Las heces y bacterias provenientes de los inodoros que usan miles de pandilleros dentro del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), contaminan al menos tres comunidades del municipio de Tecoluca, en la zona paracentral de El Salvador.
Al menos otras ocho fuentes de agua de las que se alimentan las tres comunidades en las cercanías del CECOT, están peligrosamente contaminadas, según un estudio reciente.
Aunque las comunidades habían denunciado la contaminación de los ríos cercanos al CECOT desde la construcción de la prisión, el Gobierno las ignoró y hoy es una queja respaldada por datos científicos.
La organización de defensa de derechos humanos Cristosal recogió muestras de agua de diferentes afluentes en abril pasado y las envió al laboratorio de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social, Fusades. Los resultados entregados esta semana a la comunidad revelan que el agua contiene altos niveles de coliformes fecales y de una bacteria llamada pseudomona aeruginosa, un “patógeno oportunista” que hace que el agua no sea apta para el consumo humano.
El análisis se hizo a partir de la denuncia de las comunidades de San Francisco Angulo, el Milagro y Canta Rana, entre otras, cuyos habitantes aseguran que el agua de los ríos y los pozos de los que se alimentan han tomado colores extraños y un olor fétido desde principios de 2023, cuando se inauguró la prisión que ha sido el símbolo de la embestida del presidente Nayib Bukele contra de las pandillas. Estas tres comunidades son pobres y no cuentan con servicio de agua potable por parte del Estado, por lo que se ven en la necesidad de recoger el agua de ríos cercanos o de pozos que han conseguido gracias a fundaciones sin fines de lucro.
Bukele anunció la creación del CECOT en junio de 2022 y prometió que tendría capacidad para 40.000 prisioneros. Además, aseguró que estaría “alejado de las ciudades y rodeado de cientos de manzanas de tierra propiedad del Estado”. En julio del mismo año, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador emitió una resolución en la que se determinó de forma exprés que la construcción no requería de un estudio de impacto ambiental ya que éste, aseguraron, sería “leve”.
En febrero de 2023, durante su inauguración, el Ministerio de Obras Públicas compartió en su cuenta de la red social X un video con aspecto y música hollywodiense en el que afirmaba que la prisión contaba con sus propias plantas de tratamiento de aguas residuales. Sin embargo, si es que existen, todo apunta a que nunca han funcionado.
Cuatro meses después de la inauguración de la prisión, las comunidades cercanas denunciaron la contaminación en el agua de los ríos y aseguraron que su consumo estaba provocando enfermedades en la piel, padecimientos estomacales y hasta la muerte de algunos animales.
“Cada institución debe hacer lo que le corresponde para detener una contaminación, más si proviene de una institución pública. Si esto proviniera de un privado ya habría personas detenidas e investigadas”, asegura Ruth Eleonora López, jefa jurídica de Cristosal y una de las coordinadoras de la investigación. Según López, próximamente exigirán al Estado que implemente medidas efectivas y urgentes para tratar las aguas de la prisión y presentarán “acciones jurídicas” si no se toman acciones para proteger a la población.
A mediados de julio de este año, América Futura visitó dos de las tres comunidades más afectadas, entrevistó a líderes comunales, habitantes, estudiantes y profesores, y tuvo acceso a los resultados de laboratorio que mostró a dos expertos, un biólogo y una doctora en medicina. Todo apunta a que la contaminación no ha parado y que la salud de al menos 800 personas está en peligro.
Un líder comunal de El Milagro, quien pidió no revelar su nombre, aseguró que una de sus vacas murió repentinamente después de tomar agua de uno de los ríos contaminados. “Desde entonces, el ganado no toma agua de ahí. Las vacas solo huelen el agua y se dan la vuelta. Nos ha tocado ponerles bebederos porque ya no les gusta el agua del río”, dijo.
No existe información pública precisa de cuántos pandilleros habitan el CECOT a esta fecha; sin embargo, a través de diferentes medios se han hecho públicos tres traslados masivos que sumarían un total aproximado de 16,000 mareros que ahora viven en esa prisión.
Los resultados de laboratorio indican que, de los 13 puntos en los que se tomaron muestras de agua, nueve están contaminados con altas concentraciones de E.Coli y Pseudomona Aeruginosa. En el caso de la primera, los expertos consultados dicen que se trata de una bacteria presente en las heces y que, para que un agua contaminada con esta sea apta para potabilizar, debe tener concentraciones menores a 1,1NMP. Sin embargo, los resultados muestran concentraciones que van desde 2,2 hasta 240NMP.
Según dos expertos consultados para este reportaje y que pidieron que su nombre no fuera revelado por temor a represalias, en el caso de que haya presencia de la segunda bacteria en un cuerpo de agua, esta no debe ser potabilizada en ningún caso. “Ataca pulmones y vísceras y es súper peligrosa. Ese agua está totalmente descartada para tomar”, dijo un biólogo consultado. Por su parte, una doctora en medicina que tuvo a su vista los resultados dijo que, por las altas concentraciones de esta segunda bacteria, se puede asumir que hay población penitenciaria que está enferma y que les están recetando antibióticos, lo que provoca la salida de esta bacteria en heces y orina.
Cristosal solicitó estadísticas de consultas por enfermedades de la piel, aparato digestivo y problemas respiratorios al hospital nacional de Zacatecoluca, donde van los residentes de las zonas afectadas. Según los datos entregados por ese centro —a los que América Futura tuvo acceso—, entre 2022 y 2023, el número de pacientes atendidos ha aumentado un 62% en el caso de enfermedades de la piel; un 19% por enfermedades del aparato digestivo y un 63% por problemas respiratorios.
En la mayoría de los casos en los que los resultados de laboratorio son positivos, se encontró la presencia de ambas bacterias al mismo tiempo. Por ejemplo, la muestra tomada del grifo de la escuela revela concentraciones de 12NMP en E.Coli y 20NMP de Pseudomona Aeruginosa. En ese centro educativo estudian 149 niños desde parvularia hasta secundaria, con edades entre los 5 y los 14 años.
En los ríos, los resultados no mejoran. Una muestra tomada en el cauce que atraviesa la comunidad San Francisco Angulo mostró concentraciones de 240NMP de E-Coli y 201 de Pseudomona Aeruginosa. Mientras que la que se tomó en el río que atraviesa la comunidad El Milagro, la concentración de E.Coli fue de 170, aunque no se detectó presencia de Pseudomona Aeruginosa.
Durante un recorrido por los ríos y quebradas de la zona, América Futura pudo constatar que el agua baja sucia y con espuma en su superficie. En la quebrada El Obraje, de la comunidad El Milagro, esta deja un sedimento rojizo en la orilla y entre las piedras se forma una espuma amarillenta. Los habitantes de esa zona dicen que antes esa quebrada no tenía agua y que empezó a correr desde la creación del CECOT. “El problema es que este agua contamina los nacimientos que están más abajo y se filtra hasta los pozos como el de la escuela”, dijo Rosa Emeli Hernández, miembro del comité de agua de la comunidad.
América Futura intentó caminar sobre el cauce de la quebrada El Obraje para verificar de dónde sale exactamente el agua que ahora corre por ahí, pero el perímetro está rodeado por soldados que impiden el paso. Al hacer una consulta con vista de satélite en Google Maps se puede observar que el CECOT está construido justo frente al nacimiento de tres ríos.
Junto a dos de estos nacimientos, incluida la quebrada El Obraje, se ven dos construcciones rectangulares. Los habitantes de las comunidades San Francisco Angulo y El Milagro aseguran que son las plantas de tratamiento de aguas. “Antes eso no estaba”, asegura un líder comunal. “Le digo porque yo he vivido aquí toda mi vida y conozco estas tierras. Eso no estaba. Esas son las plantas supuestamente de tratamiento y desde ahí dejan ir el agua contaminada”.
América Futura visitó también dos de las escuelas ubicadas en dos comunidades afectadas. Dos empleados de ambas escuelas —que pidieron enfáticamente no revelar sus nombres por temor a ser despedidos— dijeron que los niños están sufriendo de enfermedades estomacales. “De 12 alumnos que tengo en esta sección, ahorita mismo solo hay cuatro, como usted puede ver. Los demás están ausentes porque tienen diarrea y dengue”, dijo.
Ante la falta de servicio de agua potable, los maestros han optado por pedirle a los niños que lleven agua purificada desde sus casas, pero la pobreza no siempre se lo permite. “Ellos traen sus botellas, pero el agua que traen también viene contaminada porque la agarran del chorro (grifo)”, dijo una de las fuentes consultadas. “Hubo unos meses en los que compramos agua embotellada, pero el camión no siempre viene y significó un gasto que no podíamos costear porque los profesores lo poníamos de nuestra bolsa”, añadió.
Las autoridades responsables de velar por la calidad del agua y de la salud de la población se han desentendido o han negado el problema, según los habitantes de la comunidad. El 14 de febrero pasado, una comitiva de la Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA) llegó a la comunidad El Milagro, según les dijeron a los líderes comunales, por las reiteradas denuncias. Pero luego de prometer que volverían para realizarle un examen al agua y medir su nivel de contaminación, nunca más regresaron. América Futura intentó obtener una postura oficial a través del secretario de prensa de la Presidencia, pero éste no respondió a los mensajes.
Con información de América Futura de El País