Un nuevo «Eje» antiestadounidense y antiisraelí amenaza al mundo

La tensión en Medio Oriente se intensifica con el paso de los días.

En las últimas semanas, Israel ha dejado más claro que nunca que su ofensiva no se centra únicamente en Hamás, el grupo islamista que controla la Franja de Gaza, sino que es mucho más amplia e incluye a Hezbolá, en Líbano, y a los hutíes, en Yemen.

Estos grupos forman parte del «eje de la resistencia», una alianza impulsada y liderada por Irán en la región, de la que también son parte Siria y las milicias chiitas en Irak, Afganistán y Pakistán, entre otros.

Marcadamente antiestadounidense y antiisraelí, estos aliados políticos y militares han sido durante décadas una amenaza importante para Israel.

Pero desde el 7 de octubre de 2023 -cuando Hamás lanzó un ataque sin precedentes en territorio israelí que dejó 1.200 muertos- el conflicto entre ambos bandos se intensificó.

Las consecuencias han sido devastadoras: hasta el momento, como resultado de la ofensiva israelí, alrededor de 41.500 personas han muerto en Gaza, mientras las autoridades en Líbano dicen que en ese país la cifra ya supera los 1.000 fallecidos, además de un millón de personas desplazadas.

¿Cómo el país liderado por Benjamin Netanyahu está enfrentando al «eje de la resistencia»? Y ¿cuáles son las características más importantes de esta alianza liderada por Irán?

Hezbolá en Líbano

La ofensiva israelí tiene varios flancos.

Además de Hamás -que Israel prometió «aplastar y destruir» después del 7 de octubre-, la organización islámica libanesa Hezbolá, uno de los grupos más antiguos, poderosos y sofisticadamente armados del «eje de la resistencia», representa un enemigo clave para los israelíes.

Esta agrupación opera desde Líbano (que comparte frontera con Israel), donde ha ganado gradualmente influencia en su sistema político.

El líder máximo de Hezbolá, Hassan Nasrallah, murió en un ataque de Israel.

Aunque desde hace casi un año la situación en Líbano se ha ido deteriorando progresivamente -Hezbolá empezó a lanzar ataques hacia el norte de Israel exigiendo un cese del fuego en Gaza-, las últimas semanas han sido críticas.

El pasado 28 de septiembre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron que, tras una operación aérea en la capital libanesa, Beirut, habían matado al secretario general y líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah.

Su muerte fue descrita por Netanyahu como un «punto de inflexión histórico» en su lucha contra la milicia, mientras que Hezbolá prometió venganza.

Además de Nasrallah, el ejército israelí aseguró que mató a al menos 20 altos mandos del grupo chiíta.

Estos ataques parecen ser una muestra de que Netanhayu está decidido a defender su promesa de encontrar «el equilibro de seguridad y poder» en la frontera norte de Israel que comparte con Líbano.

Además, el ejército israelí inició en la madrugada del martes una invasión en el sur de Líbano «contra objetivos e infraestructura terroristas» de Hezbolá.

En este contexto, aunque ambas partes sostienen que no quieren que la guerra escale, el temor de que se desate una guerra total en Medio Oriente aumenta.

El detonante de la última escalada de violencia entre Israel y Hezbolá fue una serie de ataques atribuidos a los israelíes en los que explotaron dispositivos de comunicación –beepers y walkie-talkies– utilizados por miembros de Hezbolá.

Estas explosiones mataron al menos a 39 personas y dejaron miles de heridos.

Ataques en Yemen

Pero Israel no solo ha llevado a cabo nuevos ataques contra las posiciones de Hezbolá en Líbano, sino que además el domingo 29 de septiembre lanzó una ola de bombardeos en Yemen, país al sur de la península arábiga, para golpear las posiciones militares de los rebeles chiítas hutíes.

Los hutíes -que controlan grandes zonas de Yemen- también son parte del «eje de la resistencia» y apoyan a Hamás y Hezbolá en su lucha contra Israel.

Desde que se intensificó el conflicto con las fuerzas israelíes, este grupo armado ha lanzado misiles y drones contra navíos cargueros que han tratado de cruzar el Canal de Suez con destino a Occidente desde Oriente y viceversa.

Los hutíes han recibido entrenamiento militar de Hezbolá y se sospecha que Irán les suministra armas. Desde 2015 se enfrentan a una coalición dirigida por Arabia Saudita, el gran rival regional de Teherán.

Los hutíes consideran a Israel su enemigo.

El ataque de Israel en Yemen de este domingo dejó al menos cuatro muertos y 33 heridos, según dijeron los hutíes.

El puerto de Al Hudayda, en el este del país, fue uno de los objetivos. Según las autoridades militares israelíes, la arremetida buscaba frenar las importaciones de armas desde Irán.

Una planta de energía eléctrica también habría resultado afectada, según las autoridades hutíes, que aseguraron que estos ataques no les harán desistir de su respaldo a Hamás y Hezbolá.

«El apoyo yemení no se detendrá, nuestros ataques contra el enemigo sionista no se detendrán», aseguró la prensa hutí.

Irán y la articulación del «eje de la resistencia»

Irán es el principal patrocinador del «eje de la resistencia».

Esta potencia regional también ha sido blanco de las fuerzas israelíes.

En abril pasado, Israel lanzó una ofensiva en la embajada de Irán en Damasco, Siria, en la que murió, entre otros, el general de brigada Mohamed Reza Zahedi, uno de los comandantes de más alto rango de la Guardia Revolucionaria iraní.

Tras esto, Irán respondió con un ataque sin precedentes con aviones no tripulados y misiles contra Israel, que fue repelido por este último.

Irán se ha enfrentado a Israel durante décadas.

Y aunque ese episodio fue uno de los más tensos del histórico enfrentamiento entre ambos países, con los últimos ataques de Israel sobre Hamás, Hezbolá y los hutíes se ha especulado mucho sobre una posible respuesta militar iraní.

Y es que estos grupos armados son cruciales para que Irán mantenga su influencia geopolítica en la región.

«Irán ha logrado tener aliados leales y representantes en Líbano, los territorios palestinos, Irak, Siria y Yemen. Todos ellos son utilizados por Teherán para promover sus objetivos políticos», le explicó a BBC Mundo Lina Khatib, directora del Instituto de Medio Oriente de SOAS, con sede en Londres, en una entrevista realizada en octubre del año pasado.

El arquitecto de esta red de influencia iraní fue Qasem Soleimani, quien era el comandante del grupo élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, organización responsable de las acciones militares encubiertas de las fuerzas iraníes en el extranjero y a través de la cual se articulan los lazos de Teherán con grupos y milicias en otros países.

Soleimani fue asesinado por Estados Unidos en enero de 2020 en un ataque con dron cuando salía del aeropuerto de Bagdad, la capital de Irak.

De acuerdo con Lina Khatib, la gran mayoría de las milicias que conforman el eje «surgieron de agravios ante las realidades políticas de sus países».

Así, «generaron apoyo popular local al presentarse como grupos que buscaban cambiar el status quo para mejorarlo», explicó la académica.

Poco a poco se fueron convirtiendo en actores políticos clave, al punto que muchos de ellos tienen más respaldo entre la población que entre sus propios gobiernos.

El comandante Soleimani murió en un ataque de EE.UU.

«Estamos hablando de grupos enormemente influyentes que han logrado más poder político que otros en la región», afirmó Khatib.

Hezbolá, por ejemplo, tiene un brazo político desde 2006 y juega un papel importante en la política de ese país. Incluso, tiene poder de veto en el gabinete.

Una situación similar se da en Irak, donde Irán ha sido aliado de las milicias chiítas que lucharon contra el autodenominado Estado Islámico desde 2014 y que se agruparon en las llamadas Fuerzas de Movilización Popular, que hoy en día constituyen un importante actor en el sistema político de ese país.

¿Qué puede ocurrir?

La ampliación de los ataques de Israel en Medio Oriente refleja cómo este país quiere terminar no sólo con Hamás en Gaza, sino con todo el «eje de la resistencia» liderado por Irán.

Aunque muchos analistas coinciden en que una guerra a gran escala aún se puede evitar, pues ni Irán, ni Israel ni Hezbolá desean pelearla, ha habido algunas señales que han encendido las alarmas, en especial la decisión israelí de lanzar una ofensiva terrestre sobre su vecino del norte.

Netanyahu envió este lunes un mensaje al pueblo de Irán en un video publicado en X en el que acusa al régimen iraní de hundir «a nuestra región más profundamente en la oscuridad y más profundamente en la guerra».

El primer ministro de Israel, además, lanzó una advertencia: «No hay ningún lugar en Medio Oriente al que Israel no pueda llegar. No hay ningún lugar al que no vayamos para proteger a nuestro pueblo y proteger a nuestro país».

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