La ecologista Jenifer Calderón, que dirige la Fundación para el Desarrollo de las Zonas Secas y Semiáridas de Mesoamérica, dijo a periodistas el martes que «Actualmente calculamos que hay un poquito menos de 60 ejemplares [de manatí] viviendo en el país, después de que hace unos 20 años teníamos una población de más o menos 150».
Calderón lanzó junto a instituciones públicas y privadas un plan que busca preservar el llamado «manatí antillano» (Trichechus manatus manatus), subespecie que habita en las aguas del mar Caribe, el río Dulce y el lago de Izabal, en el noreste de Guatemala.
El mamífero acuático, conocido como «vaca marina», se encuentra en «peligro» de extinción, de acuerdo con la lista roja confeccionada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La ambientalista explicó que entre las principales causas de la reducción de manatíes en Guatemala están la caza ilegal para el consumo de la carne, las redes usadas para la pesca en las cuales algunos ejemplares quedan atrapados y la contaminación de su ecosistema.
Calderón agregó que en algunas ocasiones, los ejemplares son golpeados por embarcaciones por lo que ayudando al estatal Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) se busca impulsar la aplicación de un reglamento que permita regular la velocidad de navegación en las zonas habitadas por el manatí.
«Estamos haciendo un llamado a la acción para dar a conocer la problemática que tiene el país» en relación al manatí que está «en peligro de extinción», alertó Calderón.