Poco más de una hora duró la rueda de prensa en la que el presidente Biden respondió a los cuestionamientos sobre su salud mental de una forma más elocuente y tratando de calmar el escrutinio público.
Biden se mostró mucho más seguro que durante su calamitoso debate contra Trump de junio, pero tuvo lapsus garrafales, como le suele ocurrir. En respuesta a la primera pregunta dijo: «No habría elegido al vicepresidente Trump para ser vicepresidente si no creyera que ella está cualificada para ser presidenta». Obviamente se refería a su vicepresidenta, Kamala Harris. No se dio cuenta de la confusión y siguió con las preguntas como si nada.
Un poco antes también se equivocó al presentar al jefe de Estado ucraniano, Volodimir Zelenski, llamándolo «presidente Putin». «Y ahora quiero ceder la palabra al presidente de Ucrania, que tiene tanto coraje como determinación. Señoras y señores, el presidente Putin», afirmó. En esta oportunidad si se dio cuenta y rectificó.
El tiempo para reemplazarlo se agota
A pesar de todo, Biden sostuvo: «Creo que soy la persona más cualificada para ser candidato a la presidencia. Le gané una vez y le volveré a ganar», dijo Biden, de 81 años, sobre su rival republicano Donald Trump en una rueda de prensa empañada por confusiones garrafales.
El presidente dijo querer «completar el trabajo» que empezó y se considera completamente capaz de lidiar con los presidentes chino y ruso, Xi Jinping y Vladimir Putin, «dentro de tres años» si gana los comicios de noviembre.
Este empecinamiento es un claro obstáculo para los demócratas. Ernesto Calvo, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Maryland en Estados Unidos, explicó a periodistas que «si Biden no renuncia a la candidatura, los cuestionamientos van a prolongarse hasta el final. Esto desmoviliza el Partido Demócrata y dificulta llevar al votante propio a las urnas. Las dudas sobre Biden van a condicionar toda la campaña».
Desde un punto de vista formal, Biden puede renunciar a la candidatura y nombrar a alguien en cualquier momento. Según Calvo, «el problema principal radica en que si no se hace relativamente pronto, antes de la Convención Demócrata o durante o la semana siguiente, ya no habrá tiempo como para realizar una campaña que sea competitiva», argumenta.
El calvario de Biden
La próxima semana, el Presidente Biden tendrá nuevas entrevistas públicas para tratar de seguir calmando la ola de críticas y de cuestionamientos sobre su viabilidad para ser la fórmula presidencial del Partido Demócrata.
Durante la rueda de prensa, Trump se burló de Biden: «¡Buen trabajo, Joe!», escribió el expresidente en su red Truth Social.
Las dos últimas semanas han sido un calvario para Biden, que lucha por su supervivencia política después de que más de 50 millones de personas de Estados Unidos vieran cómo perdía el hilo de lo que decía y hasta divagaba en el debate con Trump.
Noventa minutos que sumieron en el caos su campaña para la reelección.
Una quincena de congresistas demócratas de la Cámara de Representantes y un senador le han pedido abiertamente que tire la toalla. Temen que los arrastre hacia el fracaso en las elecciones legislativas que se celebran al mismo tiempo que las presidenciales.